Los videojuegos son más que simples pasatiempos; han evolucionado hasta convertirse en una forma de arte y expresión cultural que conecta a millones de personas en todo el mundo. Al igual que en el cine, la literatura y la música, la diversidad y la inclusión son temas cruciales que están redefiniendo lo que significa interactuar con esta forma de entretenimiento. Aunque la industria ha hecho grandes avances en los últimos años, aún existen desafíos importantes para lograr que todos los jugadores se vean representados de manera justa y auténtica.
En este artículo, vamos a explorar el progreso que se ha hecho en términos de inclusión en los videojuegos, los retos actuales y cómo, juntos, la comunidad de jugadores, desarrolladores y creativos, estamos empujando los límites para construir un mundo digital donde todos nos sintamos vistos.
Un Pasado con Sombras: Los Primeros Pasos hacia la Diversidad
En las primeras décadas de la historia de los videojuegos, la diversidad era prácticamente inexistente. Los protagonistas eran, en su mayoría, hombres blancos y heterosexuales, con muy poco espacio para la representación de mujeres, personas de color o miembros de la comunidad LGBTQ+. A menudo, las mujeres eran relegadas a papeles secundarios, como la clásica “dama en apuros”, y las culturas no occidentales se presentaban a través de estereotipos simplistas o exóticos.
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La representación femenina: Los ejemplos más conocidos incluyen a Princess Peach, quien siempre necesitaba ser rescatada en Super Mario Bros., y el primer éxito de un personaje femenino como Lara Croft en Tomb Raider (1996). Aunque Lara fue un avance en cuanto a mostrar a una mujer fuerte y aventurera, su diseño inicial la presentaba como un símbolo hipersexualizado, perpetuando estereotipos en lugar de desafiar el statu quo.
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Falta de representación étnica: Los personajes de color o de culturas distintas a las occidentales a menudo no eran los héroes de las historias, sino personajes secundarios o estereotipados. Aunque hubo algunos intentos de diversidad en títulos como Street Fighter o Mortal Kombat, donde podíamos ver personajes de diversas nacionalidades, las representaciones solían ser superficiales.
Estos patrones no solo reflejaban las limitaciones de una industria joven, sino también las de la sociedad en la que surgieron. Pero al igual que los videojuegos evolucionaron técnicamente, también lo hizo la mentalidad de quienes los crean y juegan.
El Cambio que Comienza: Primeros Pasos Hacia la Inclusión
Conforme la industria de los videojuegos creció y alcanzó a un público más amplio y diverso, comenzaron a surgir voces que demandaban un cambio. Los jugadores no solo querían aventuras emocionantes, sino que también deseaban verse reflejados en los mundos que habitaban virtualmente.
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Protagonistas femeninas fuertes: Juegos como Horizon Zero Dawn, con Aloy como protagonista, y The Last of Us Part II, con Ellie, dieron un paso importante hacia la representación femenina compleja y poderosa. Estos personajes no son solo avatares, son seres con historia, profundidad y agencia dentro del universo del juego. Para muchas jugadoras, ver a estas mujeres tomando el control en historias ricas y emocionantes fue un respiro de aire fresco, algo que hacía falta desde hacía mucho tiempo.
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Visibilidad LGBTQ+: Juegos como Life is Strange, que presenta temas de identidad y sexualidad de manera honesta y emocional, han abierto el camino para una mayor representación de personajes LGBTQ+. En este juego, la relación entre las dos protagonistas, Max y Chloe, no es solo una adición “decorativa” a la trama, sino un núcleo emocional que conecta profundamente con los jugadores.
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Diversidad racial y cultural: Assassin’s Creed Origins presentó a Bayek, un personaje de origen africano, como protagonista principal en una historia inmersiva ambientada en el antiguo Egipto. Este tipo de representación no solo es importante para quienes han sido históricamente marginados en los videojuegos, sino que también ofrece nuevas perspectivas y enriquecimiento cultural a toda la comunidad de jugadores.
Estos avances no han sido casualidad, sino el resultado de años de conversaciones dentro y fuera de la industria sobre la necesidad de ampliar el espectro de voces y experiencias en los videojuegos.
Los Desafíos que Persisten: Obstáculos que Aún Debemos Superar
A pesar de los avances, la inclusión en los videojuegos no es perfecta, y todavía existen desafíos importantes que deben abordarse.
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Protagonistas masculinos dominantes: Aunque hemos visto más personajes femeninos y de diversas identidades, muchos videojuegos populares aún se centran principalmente en protagonistas masculinos. A veces, los intentos de inclusión parecen superficiales o añadidos para cumplir con las expectativas sin realmente cambiar la forma en que se cuenta la historia.
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Representaciones estereotipadas: Aún queda mucho por hacer para evitar que los personajes de diferentes culturas o etnias se vean reducidos a clichés o estereotipos. En algunos casos, las culturas no occidentales se presentan de forma caricaturesca o exótica, sin un entendimiento real de su historia o complejidad. Es fundamental que los desarrolladores trabajen con personas de estas comunidades para asegurar una representación auténtica y respetuosa.
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Accesibilidad: La inclusión también implica pensar en la accesibilidad para los jugadores con discapacidades. Aunque algunas compañías han hecho avances significativos, como Microsoft con su Xbox Adaptive Controller, muchos juegos aún carecen de opciones básicas de accesibilidad, lo que deja fuera a una parte significativa de los jugadores.
Iniciativas para un Futuro Más Inclusivo
Afortunadamente, tanto dentro de la industria como en la comunidad de jugadores, hay movimientos activos que están trabajando para asegurar que el progreso hacia una mayor inclusión y diversidad continúe.
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Diversidad en los equipos de desarrollo: Compañías como Ubisoft, Naughty Dog y EA han comenzado a implementar políticas para crear equipos más diversos, con la idea de que un grupo de desarrolladores de diferentes orígenes pueda crear historias más ricas y representativas.
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Organizaciones que impulsan el cambio: Grupos como Women in Games y Pride Gaming están trabajando para dar mayor visibilidad a las mujeres y personas LGBTQ+ en la industria, tanto en roles de desarrollo como en las narrativas de los juegos.
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El poder de la comunidad: La comunidad de jugadores también ha sido una fuerza crucial en la lucha por la inclusión. A través de redes sociales y foros, los jugadores han podido alzar sus voces y exigir cambios, influenciando las decisiones de las compañías y ayudando a que la diversidad sea un tema central en el desarrollo de nuevos títulos.